Semana santa 2024: De la Pasión a la Gloria

25 marzo 2024

SEMANA SANTA

De la Pasión a la Gloria
La Iglesia celebra la Semana Santa. Conmemora los acontecimientos de la pasión, muerte, sepultura y resurrección de Cristo, que constituyen el misterio pascual, el centro de la vida del Señor.

La Semana Santa es el paso de la tristeza al gozo. Son días de vivir con sobriedad la pasión y la muerte de Jesús para luego celebrar, rebosantes de alegría, la gloria de la resurrección.

Este camino a la Pascua también se hace visible en las celebraciones de la Iglesia. La sobriedad de los templos durante el Triduo. La Vigilia pascual, celebración del tránsito de Cristo, de su Muerte a su Resurrección. Y abandonamos la oscuridad para celebrar la gloria del Domingo de Resurrección, para evidenciar que Cristo es la luz del mundo.

«Su amor lo llevó a sacrificarse por nosotros, a cargar sobre sí todo nuestro mal. Esto nos deja con la boca abierta: Dios nos salvó dejando que nuestro mal se ensañase con Él. Sin defenderse, sólo con la humildad, la paciencia y la obediencia del siervo, simplemente con la fuerza del amor. Y el Padre sostuvo el servicio de Jesús, no destruyó el mal que se abatía sobre Él, sino que lo sostuvo en su sufrimiento, para que sólo el bien venciera nuestro mal, para que fuese superado completamente por el amor. Hasta el final». (Papa Francisco)

– Conferencia Episcopal Española

Jesús entra en jerusalén sentado sobre un pollino de borrica, y a su encuentro salió la multitud con ramos de olivos
Jesús entra en jerusalén sentado sobre un pollino de borrica, y a su encuentro salió la multitud con ramos de olivos

DOMINGO DE RAMOS 2024, 24 de marzo de 2024

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, cuando nuestro Señor Jesucristo, como indica la profecía de Zacarías, entró en Jerusalén sentado sobre un pollino de borrica, y a su encuentro salió la multitud con ramos de olivos (elog. del Martirologio Romano).

Jesús decide cómo quiere entrar en Jerusalén, como un Mesías humilde y pacífico, defensor de los pobres y desvalidos, de aquellos que no tienen «rey» que les defienda. Tal como había profetizado Zacarías. Y en las horas de la pasión se muestra como el siervo de Dios entregado y pacíficamente sufriente de Isaías. Y en la cruz se expresa como el siervo sufriente del Salmo que clama con una infinita confianza a Dios Padre que guarda silencio, a su Abba de Getsemaní. Acompañando a Jesús en su pasión, comprendemos que Dios está presente en medio de nuestros sufrimientos cuando entrevemos la esperanza de entrar con él en la Jerusalén del cielo.

Imagen de Jesús en la Última cena

Jesús en la Última Cena

JUEVES SANTO EN LA CENA DEL SEÑOR, 28 de marzo de 2024

19:00 h CENA DEL SEÑOR
23:00 h HORA SANTA Es oportuno leer una parte del Evangelio según san Juan (capítulos 13-17)
La iglesia quedará abierta hasta las 12 de la noche.

Con la misa que tiene lugar en las horas vespertinas del jueves de la Semana Santa, la Iglesia comienza el Triduo pascual y evoca aquella Cena en la cual el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, habiendo amado hasta el extremo a los suyos que estaban en el mundo, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino y los entregó a los apóstoles para que los sumiesen, mandándoles que ellos y sus sucesores en el sacerdocio también lo ofreciesen (Cæremoniale Episcoporum, n. 297). Toda la atención del espíritu debe centrarse en los misterios que se recuerdan en la Misa: es decir, la institución de la Eucaristía, la institución del Orden sacerdotal y el mandamiento del  Señor sobre la caridad fraterna.

Cristo crucificado

Cristo crucificado

VIERNES SANTO EN LA PASIÓN DEL SEÑOR, 29 de marzo de 2024

12:00 h VIACRUCIS
17:00 h PASIÓN DEL SEÑOR Y ADORACIÓN DE LA CRUZ

«Esta obra de la redención humana y de la perfecta glorificación de Dios, preparada antes por las maravillas que Dios obró en el pueblo de la Antigua Alianza, Cristo, el Señor, la realizó principalmente por el Misterio pascual de su bienaventurada pasión, resurrección de entre los muertos y gloriosa Ascensión. Por este misterio, muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando, restauró nuestra vida. Pues del costado de Cristo dormido en la cruz nació el sacramento admirable de la Iglesia entera» (SC, n. 5)

Icóno de la Anastasis: Este icono de “La Anástasis” (Aναστασις), representa el descenso de Cristo a los infiernos y nos muestra gráficamente lo que la Iglesia celebra en este día. En él se muestra como Cristo sobre la cruz, las puertas destruidas del infierno, desciende al abismo para rescatar a Adán y Eva a los cuales coge de las muñecas.
Jesús desciende a los infiernos

SÁBADO SANTO DE LA SEPULTURA DEL SEÑOR, 30 de marzo de 2024

12:00 h ORACIÓN CON MARÍA (VIAMATRIS)
23:00 h VIGILIA PASCUAL

Durante el Sábado santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, su descenso a los infiernos y esperando su resurrección.

Imagen de Jesus Resucitado se le aparece a Maria Magdalena

Jesus Resucitado se le aparece a Maria Magdalena

DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR, 31 de marzo de 2024

MISAS: 10:00 h, 12:00 h, 13:00 h y 19:30 h.

La Palabra proclama en este día que Dios nos ha abierto las puertas de la eternidad, y nos invita a buscar los bienes de allá arriba, donde está Cristo. Y nosotros respondemos que este día lo hizo el Señor para nuestra alegría y nuestro gozo.

Semana Santa Diócesis de Getafe 2024

Especial Semana Santa Diócesis de Getafe

Especial de la Semana Santa de la Conferencia Episcopal Española

Especial Semana Santa de la Conferencia Episcopal Española

Especial de la Semana Santa de la Santa Sede

Especial Semana Santa Sede

Algunas preguntas y respuestas

Divina Misericordia

ESQUEMA GENERAL PARA EL EXAMEN DE CONCIENCIA

Celebración de la Penitencia presidida por el Papa Francisco (9/03/2018)

  1. ¿Me acerco al Sacramento de la Penitencia por un sincero deseo de purificación, de conversión, de renovación de vida y de más íntima amistad con Dios, o lo considero más bien como un peso, al que solo raramente estoy dispuesto a abrazarme?
  2. ¿He olvidado o, a propósito, he callado pecados graves en la confesión anterior o en las confesiones pasadas?
  3. ¿He cumplido la penitencia que me fue impuesta? ¿He reparado los errores que cometí? ¿He procurado poner en práctica los propósitos hechos para enmendar mi vida según el Evangelio? A la luz de la palabra de Dios, que cada uno se examine a sí mismo.

I. El Señor dice: «Amarás el Señor tu Dios con todo tu corazón».

  1. ¿Mi corazón está realmente orientado a Dios? ¿Puedo decir que lo amo de verdad sobre todas las cosas y con amor de hijo, en el cumplimiento fiel de sus mandamientos? ¿Me dejo absorber demasiado por las cosas temporales? ¿Es siempre recta mi intención en el obrar?
  2. ¿Está firme mi fe en Dios, que en su Hijo nos dirigió su palabra? ¿He dado mi plena adhesión a la doctrina de la Iglesia? ¿Me he preocupado por mi formación cristiana, escuchando la palabra de Dios, participando en la catequesis, evitando todo lo que pueda socavar la fe? ¿He profesado siempre con valentía y sin temor mi fe en Dios y en la Iglesia? ¿Procuro demostrarme cristiano en la vida privada y pública?
  3. ¿He rezado por la mañana y por la noche? ¿Mi oración es un verdadero diálogo corazón a corazón con Dios, o es solo una vacía práctica exterior? ¿He sabido ofrecer a Dios mis ocupaciones, mis alegrías y mis dolores? ¿Acudo a Él con confianza también en las tentaciones?
  4. ¿Tengo reverencia y amor al santo nombre de Dios, o le he ofendido con blasfemias, falsos juramentos, nombrándolo en vano? ¿He sido irreverente con la Virgen y los Santos?
  5. ¿Santifico el día del Señor y las fiestas de la Iglesia, formando parte activa, atenta y piadosa en las celebraciones litúrgicas, y especialmente en la Santa Misa? ¿He evitado realizar trabajos no necesarios en los días festivos? ¿He observado el precepto de la confesión al menos anual y de la comunión pascual?
  6. ¿Hay para mí «otros dioses», es decir, expresiones o cosas de las cuales me intereso o en las que pongo más confianza que en Dios, por ejemplo: riqueza, supersticiones, espiritismo y otras formas de magia?

II. El Señor dice: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado».

  1. ¿Amo de verdad a mi prójimo, o abuso de mis hermanos, sirviéndome de ellos para mis intereses y reservándole un trato que no querría para mí? ¿He dado escándalo con mis palabras o mis acciones?
  2. En mi familia, ¿he contribuido con paciencia y verdadero amor al bien y a la serenidad de los demás? Para cada componente de la familia: – Para los hijos. ¿He sido obediente a mis padres, les he respetado y honrado? ¿Les he prestado ayuda en las necesidades espirituales y materiales? ¿Me he esforzado en el colegio? ¿He respetado a las autoridades? ¿He dado buen ejemplo en toda situación? – Para los padres. ¿Me he preocupado de la educación cristiana de mis hijos? ¿Les ha dado buen ejemplo? ¿Les he apoyado y dirigido con mi autoridad? – Para los cónyuges. ¿He sido siempre fiel en los afectos y en las acciones? ¿He tenido comprensión en los momentos de inquietud?
  3. ¿Sé dar de lo mío, sin mezquino egoísmo, a quien es más pobre que yo? En lo que de mí depende, ¿defiendo a los oprimidos y ayudo a los menesterosos? ¿O trato con suficiencia o con dureza a mi prójimo, especialmente a los pobres, los débiles, los viejos, los marginados, los inmigrantes?
  4. ¿Me doy cuento de la misión que se me ha dado? ¿He participado en las obras de apostolado y de caridad de la Iglesia, en las iniciativas y en la vida de la parroquia? ¿He rezado y ofrecido mi contribución por las necesidades de la Iglesia y del mundo, por ejemplo, por la unidad de la Iglesia, por la evangelización de los pueblos, por la instauración de la justicia y de la paz?
  5. ¿Me preocupa el bien y la prosperidad de la comunidad humana en la que vivo o me ocupo solo de mis intereses personales? ¿Participo, cuando puedo, en las iniciativas que promueven la justicia, la moralidad pública, la concordia, las obras de beneficencia? ¿He cumplido mis deberes civiles? ¿He pagado regularmente los impuestos?
  6. ¿Soy justo, comprometido, honesto en el trabajo, dispuesto a prestar mi servicio por el bien común? ¿He dado la justa paga a los obreros y a todos mis empleados? ¿He cumplido los contratos y confiado en las promesas?
  7. ¿He prestado a las legítimas autoridades la obediencia y el respeto debidos?
  8. Si tengo algún cargo o realizo funciones directivas, ¿presto atención solo a mi propio interés o me comprometo por el bien de los demás, con espíritu de servicio?
  9. ¿He practicado la verdad y la fidelidad, o he causado daño al prójimo con mentiras, calumnias, detracciones, juicios temerarios, violación de secretos?
  10. ¿He atentado a la vida y a la integridad física del prójimo, he ofendido su honor, he dañado sus bienes? ¿He procurado o aconsejado el aborto? ¿He callado en situaciones donde podía animar al bien? En la vida matrimonial, ¿soy respetuoso con la enseñanza de la Iglesia acerca de la apertura a la vida y al respeto de la misma? ¿He actuado contra mi integridad física (por ejemplo, esterilización)? ¿He sido siempre fiel incluso con la mente? ¿He tenido odio? ¿He sido pendenciero? ¿He pronunciado insultos y palabras ofensivas, fomentando desprecios y rencores? ¿He omitido culpable y egoístamente manifestar la inocencia del prójimo? Conduciendo el coche o utilizando otros medios de transporte, ¿he expuesto al peligro mi vida o la de los demás?
  11. ¿He robado? ¿He deseado injustamente las cosas de otros? ¿He dañado al prójimo en sus bienes? ¿He devuelto lo sustraído y he reparado los daños ocasionados?
  12. Si he recibido males, ¿me he demostrado dispuesto a la reconciliación y al perdón por amor a Cristo, o guardo en el corazón odio y deseo de venganza?

III. Cristo Señor dice: «Sed perfectos como el Padre».

  1. ¿Cuál es la orientación fundamental de mi vida? ¿Me anima la esperanza de la vida eterna? ¿He procurado reavivar mi vida espiritual con la oración, la lectura y la meditación de la palabra de Dios, la participación en los sacramentos? ¿He practicado la mortificación? ¿He estado dispuesto y decidido a arrancar los vicios, a someter las pasiones y las inclinaciones perversas? ¿He reaccionado por envidia, he dominado la gula? ¿He sido presuntuoso y soberbio? ¿He pretendido afirmarme tanto a mí mismo, hasta despreciar a los demás y preferirme a ellos? ¿He impuesto a los demás mi voluntad, pisoteando su libertad y descuidando sus derechos?
  2. ¿Qué uso he hecho del tiempo, de las fuerzas, de los dones recibidos de Dios como los «talentos del Evangelio»? ¿Me sirvo de todos esos medios para crecer cada día más en la perfección de la vida espiritual y en el servicio del prójimo? ¿He sido introvertido y perezoso? ¿Cómo utilizo internet y otros medios de comunicación social?
  3. ¿He soportado con paciencia, con espíritu de fe, los dolores y las pruebas de la vida? ¿Cómo he intentado practicar la mortificación, para completar lo que falta a la pasión de Cristo? ¿He observado la ley del ayuno y la abstinencia?
  4. ¿He conservado puro y casto mi cuerpo, en mi estado de vida, pensando que es templo del Espíritu Santo, destinado a la resurrección y a la gloria? ¿He guardado mis sentidos y he evitado mancharme en el alma y en el cuerpo con malos pensamientos y deseos, con palabras y con acciones indignas? ¿Me he permitido lecturas, discursos, espectáculos, diversiones en contraste con la honestidad humana y cristiana? ¿He sido ocasión de escándalo para los demás con mi comportamiento?
  5. ¿He actuado contra mi propia conciencia, por temor o por hipocresía?
  6. ¿He intentado comportarme siempre y en todo con la verdadera libertad de los hijos de Dios y según la ley del Espíritu, o me he dejado esclavizar por mis pasiones?
  7. ¿He omitido un bien que era para mí posible realizar?

Fachada principal de la Parroquia Divino Pastor en Móstoles (Madrid)

Parroquia del Divino Pastor

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¿Cómo llegar a la Parroquia Divino Pastor?

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40.327031, -3.85636199999999

40º 19′ 37.31″ N,  3º 51′ 22.9″ W

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