Nº 53 adviento 2009 El Divino Pastor

Los que no tienen voz

Evolución de un ser humano desde su concepción hasta su nacimiento 

El pasado año se produjeron en nuestro país más de 115.000 abortos. Se trata de un 3′2 por ciento más que el año anterior. Estas cifras pertenecientes a 2008 llegan ahora, a finales de 2009. Cada año el número de abortos que se producen en España va a más. Cada año nacen menos niños en nuestro país y cada año se abortan más. Es la paradoja de una sociedad que reclama mayor natalidad (para cubrir cosas tan profanas por ejemplo como el número de personas que cotizarán en un futuro a la Seguridad Social) pero a la vez propone leyes que convierten un delito (despenalizado solo en algunos supuestos) en un derecho. Lo legal no es siempre moral. Esto es precisamente lo que gritaron cientos de miles de personas en la calle el pasado 17 de octubre en la gran manifestación por la vida.

En un evento pacífico todas esas personas pedían al unísono una misma cosa: ayudemos a las madres. Si una mujer se ve sola ante un embarazo imprevisto, si no tiene una red social que la soporte, sin pareja, familia o una mano tendida, probablemente recurrirá al aborto. El mensaje es claro, hay que apoyar la vida, hay que apoyar la maternidad. “A mí no me importa cuánta gente ha ido a la manifestación” decía Carmina García, de Red Madre, “a mí me importa que haya quedado claro que la mujer con un embarazo inesperado no está sola”.  115.812 personas no han tenido oportunidad de dar su opinión ni la tendrán jamás.

 Angelines Conde

A la espera del Amigo

La vigilancia ha de ser una actitud constante del cristiano, pero es en el tiempo de Adviento cuando esta necesidad se presenta con más fuerza. Reproducimos un precioso sermón sobre la continua espera del Señor:
“Estad alerta, vigilad: pues no sabéis cuándo es el tiempo». Esta misericordiosa advertencia es tan precisa, tan solemne, tan seria, que debería estar siempre presente en nuestros pensamientos. El Salvador había predicho de antemano su primera venida; con todo, cuando vino cogió a su Iglesia por sorpresa; su segunda venida será todavía más repentina y pillará a los hombres más desprevenidos aún, puesto que Él no ha determinado la duración del intervalo que la precederá –a diferencia de lo que sucedió con la primera venida–, sino que ha confiado nuestra vigilancia a la fe y el amor.

Pienso que en la palabra vigilancia –primero empleada por nuestro Señor, y, después, por su discípulo amado y los dos grandes apóstoles, Pedro y Pablo– es una palabra notable. Es notable porque la idea no es tan obvia como a primera vista pudiera parecer, y, en segundo lugar, porque se trata de algo que todos ellos tienen mucho interés en inculcar. No se trata simplemente de que creamos, sino de que vigilemos; no se trata simplemente de que amemos, sino de que vigilemos; de que simplemente obedezcamos, sino de que vigilemos. Pero, ¿ante qué debemos estar vigilantes? Ante el gran acontecimiento, la venida de Cristo. Tanto si consideramos el significado obvio del término vigilar como el objeto de la vigilancia, nos da la impresión de que se exige de nosotros un deber especial que, de primeras, no sabemos muy bien en qué consiste. La mayoría de nosotros tenemos una idea general de lo que significa creer, temer, amar y obedecer; pero quizá no sabemos muy bien qué significa vigilar. ¿En qué consiste la vigilancia?
Pienso que se puede explicar como sigue. ¿Conoces el sentimiento de esperar a un amigo, de esperar que venga, y que se retrase? ¿Sabes lo que es estar en mala compañía, con alguien que te resulta desagradable, y desear que el tiempo pase, y que suene la hora y que puedas estar libre? ¿Sabes lo que es estar lleno de ansiedad por si va a suceder o no algo, o estar en suspense por un suceso importante, que hace que tu corazón lata más rápido cuando te acuerdas de ello, y que es lo primero en lo que piensas por la mañana? ¿Sabes lo que es querer a un amigo que está en un país lejano, esperar noticias suyas, y preguntarte todos los días qué es lo que estará haciendo, y si estará bien? ¿Sabes lo que es vivir pendiente de una persona que está contigo, de forma que tus ojos van detrás de los suyos, lees en su alma, percibes todos los cambios en su semblante, anticipas sus deseos, sonríes cuando sonríe, y estás triste cuando está triste, y estás abatido cuando está enfadado, y te alegras con sus éxitos? Estar vigilante ante la venida de Cristo es un sentimiento parecido a todos éstos, en la medida en que los sentimientos de este mundo son aptos para reflejar los del otro.
Está vigilante ante la venida de Cristo la persona que tienen una mente sensible, ardiente, inquieta; la persona que es despierta, perspicaz, que está entusiasmada por buscarle y honrarle; que lo busca en todo cuanto sucede, y que no se sorprendería, ni se sentiría demasiado perturbada ni abrumada, si supiera que Él iba a venir ahora mismo.

– Cardenal John Henry Newman

Bienvenida a D. José Antonio Moriel

Damos la bienvenida a Don José Antonio Moriel Portillo que nos acompaña como sacerdote en nuestra parroquia desde el pasado mes de septiembre.

 

50º aniversario de Manos Unidas

Durante estos cincuenta años, Manos Unidas ha trabajado para erradicar la miseria, la nutrición deficiente, la enfermedad y el atraso cultural en los países del Tercer Mundo, y para identificar y eliminar sus causas estructurales; ha denunciado en la sociedad española el problema del hambre y las penurias del subdesarrollo y ha reunido fondos para financiar proyectos. Sus campañas contra el hambre se insertan con naturalidad en la práctica de la Iglesia por lo que la activa participación de Manos Unidas en el apostolado social de la Iglesia es digna de todo aplauso y gratitud.

 

– Conferencia Episcopal Española

20 años no son nada

No tengáis miedo a ser santos” con este deseo pisaba Juan Pablo II hace 20 años tierras españolas. Venía para celebrar con cientos de jóvenes de todo el mundo la IV Jornada Mundial de la Juventud. Tan solo cuatro años antes el papa polaco había instaurado este evento a nivel mundial.
Este año se cumplen veinte años de aquella visita de Juan Pablo II a nuestro país. El “Papa Viajero” hizo honor a su título y recorrió numerosas ciudades de nuestro país. Fue el tercer viaje de Juan pablo II a nuestro país.
En Santiago de Compostela Juan Pablo II invitó a los jóvenes a ser santos, a no tener miedo. El monte del gozo rebosaba de una juventud deseosa de escuchar un mensaje alentador. Y la juventud española respondió. “Algo nuevo nacía en un horizonte de esperanza” aseguraba el pasado 13 de octubre monseñor Julián Barrio, Arzobispo de Santiago de Compostela, durante las celebraciones conmemorativas de esa fecha.
Veintidós años después España volverá a acoger una jornada mundial de la juventud. Será en Madrid. Dentro de 2 años. Ya se está preparando el evento que espera congregar a cerca de dos millones de jóvenes de todo el mundo en la capital. Bajo el lema “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” Madrid vivirá en agosto de 2011 con el mismo entusiasmo aquellos días que se vivieron en Santiago de Compostela hace veinte años.

–  Angelines Conde

 

Caritas in veritate: Tercera encíclica de Benedicto XVI

El pasado 7 de julio se presentó la tercera encíclica de Benedicto XVI titulada ‘Caritas in veritate’ (’La Caridad en la verdad’). La encíclica, de temática social, está distribuida en seis capítulos: ‘El mensaje de la Populorum progressio’, ’El desarrollo humano en nuestro tiempo’, ’Fraternidad, desarrollo económico y sociedad civil’, ’Desarrollo de los pueblos, derechos y deberes, ambiente’, ’La colaboración de la familia humana’, y ‘El desarrollo de los pueblos y la técnica’. En ella el Santo Padre explica que “Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales.” Hace referencia también a la necesidad de reducir las profundas desigualdades: “En las zonas más pobres, algunos grupos gozan de un tipo de superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora (…) Hay también una urgente necesidad moral de una renovada solidaridad, especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados”. El Santo Padre recuerda que “No es correcto considerar el aumento de población como la primera causa del subdesarrollo, incluso desde el punto de vista económico: baste pensar, por un lado, en la notable disminución de la mortalidad infantil y al aumento de la edad media que se produce en los países económicamente desarrollados y, por otra, en los signos de crisis que se perciben en la sociedades en las que se constata una preocupante disminución de la natalidad”. Subraya que “La gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia.” Benedicto XVI concluye que “la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano, que vivifique la caridad y que se deje guiar por la verdad, acogiendo una y otra como un don permanente de Dios. La disponibilidad para con Dios provoca la disponibilidad para con los hermanos y una vida entendida como una tarea solidaria y gozosa. Al contrario, la cerrazón ideológica a Dios y el indiferentismo ateo, que olvida al Creador y corre el peligro de olvidar también los valores humanos, se presentan hoy como uno de los mayores obstáculos para el desarrollo.”

  
  – Javier T. Hernández

La empatía

El valor de la empatía nos ayuda a recuperar el interés por las personas que nos rodean y a consolidar la relación que con cada una de ellas tenemos. Cada vez que nos acercamos a las personas esperamos atención y comprensión, dando por hecho que seremos tratados con delicadeza y respeto. Pero, ¿cuántas veces procuramos tratar a los demás de la misma forma?

Debemos reconocer que en medio de nuestras prisas y preocupaciones nos volvemos egoístas y olvidamos que los demás también tienen algo importante que comunicarnos. La empatía es el esfuerzo que realizamos para reconocer y comprender los sentimientos y actitudes de las personas, así como las circunstancias que los afectan en un momento determinado.
La empatía se facilita en la medida que conocemos a las personas, la relación frecuente nos facilita descubrir los motivos de enojo, alegría o desánimo de nuestros allegados y su consecuente modo de actuar. Aún así, este valor debe superar ciertos obstáculos: el cansancio, el mal humor, el dolor de cabeza y las preocupaciones propias del trabajo y el estudio. En casa se nota cuando los padres prestan poca atención a los “pequeños” problemas o alegrías de sus hijos, con su actitud -y muchas veces sin querer- procuran evadir esa molestia e inoportunidad para encerrarse en sí mismos; en la pareja cuando alguno da monosílabos, gestos o sonidos guturales como respuesta; cuando tenemos tantos problemas, y lo que menos deseamos es escuchar lo bien o lo mal que les sucede a los demás.

La empatía implica generosidad y genuina comprensión: para olvidarnos de nosotros mismos y hacer el esfuerzo por considerar los asuntos y sentimientos que los demás quieren participarnos.

El valor de la empatía desarrolla en nosotros la capacidad de motivar y encauzar positivamente a las personas; enseñar a tener ese interés por los demás y vivirlo habitualmente, es la mejor forma de transmitir empatía e identificarnos plenamente con los demás, cambiando radicalmente el entorno social en el que vivimos.

Vivir el valor de la empatía es algo sencillo si nos detenemos a pensar un poco en los demás y en consecuencia, aprenderemos a actuar favorablemente en todas las circunstancias. Por eso, debemos estar pendientes y cuidar los pequeños detalles que reafirmarán este valor en nuestra persona. Podemos concluir que la empatía es un valor indispensable en todos los aspectos de nuestra vida, sin él, sería muy difícil enriquecer las relaciones interpersonales; quien se preocupa por vivir este valor, cultiva simultáneamente entre otros: confianza, amistad, comprensión, generosidad, respeto y comunicación.

¿Cómo reafirmar la empatía?

1 Procura sonreír siempre, esto genera un ambiente de confianza y cordialidad.
2 Considera como importantes los asuntos de los demás y después los propios. Después de haber escuchado, la persona que se ha acercado a ti seguramente tendrá la capacidad de entender tu situación y estado de ánimo, por lo cual estará dispuesta a ayudarte.
3 No hagas un juicio prematuro de las personas porque te hace cambiar tu disposición interior (no pienses: “otra vez con lo mismo”, “no me deja en paz”…) Si alguien se acerca a ti, es porque necesita con quien hablar… No los defraudes.
4 Si no tienes tiempo exprésalo con cortesía y delicadeza -que también es empatía- y las personas se sentirán igualmente atendidas. Importante: no dejes pasar mucho tiempo para charlar con la persona.
5 Aprende a escuchar: Evita demostrar prisa, aburrimiento, cansancio, dar respuestas tajantes o distraerte en otras cosas; además de ser una falta de respeto, logras autodominio y demuestras interés por las personas.
6 No olvides infundir ánimo con palabras, una palmada en el hombro o un gesto amable, sobre todo si la persona tiene problemas.

– Extractado de encuentra.com

Agradecimiento a D. Juan Manuel

Nuestro querido Juanma,
Te agradecemos porque desde que viniste a nuestra parroquia del Divino Pastor, nos has llenado de tus enseñanzas. En la Biblia, que todos los miércoles acudíamos con entusiasmo. Seguro que no nos olvidaremos de los tres pilares fundamentales para el cristiano que nos enseñaste: La Biblia, Magisterio y Tradición.
En nombre de todo el grupo: ¡GRACIAS!  También desde los distintos grupos que nos has asistido: Legión de María, Goa y P. Pio. Pero agradecerte sobre todo porque nos has ayudado inmensamente al grupo de la Adoración Eucarística, haciéndonos comprender que Jesús está presente en el Sagrario. Que está vivo, que nos quiere y ama con amor infinito y espera de nuestra respuesta con Fe, Esperanza y Amor. Que espera la reparación de nuestros pecados y los del mundo entero. Que seamos almas verdaderamente reparadoras. Que no dejemos de adorarle, amar y esperar en tantas gracias que quiere darnos por medio de este Divino Sacramento.
Juanma, damos gracias a Dios por tu apostolado. Le pedimos a Dios que tu ministerio sacerdotal sea para su Gloria y bien de la Iglesia. Que este año, dedicado por Benedicto XVI para pedir por los sacerdotes, te colme de gracias para que seas un fiel servidor, según el estilo del Buen Pastor.

Emilia Sacristán

 

Dad y se os dará

Grupo de peregrinos de la parroquia en Tierra Santa

Recientemente, un grupo de personas de la Parroquia Divino Pastor, Grupo del Padre Pío y otras comunidades hemos visitado Tierra Santa.
Ha sido un viaje especialmente pleno de alegría y espiritualidad. No importaba la condición física de cada cual, todo el mundo quería llegar al lugar indicado “el primero”: Huerto de los Olivos, Getsemaní, Iglesia de La Natividad, Santo Sepulcro,etc.

Con un mínimo de observación personal se atisbaba la felicidad y emoción de todos nosotros, en cualquier momento, ya fuera en la celebración de la Santa Misa ya visitando los Santos Lugares, ya con nuestras risas y bromas, incluso y por qué no decirlo, con nuestro cansancio al final de la jornada.
Sí, se ha percibido la emoción de todo el grupo, a veces no contenido cuando hemos visitado cada uno de esos Santos Lugares.

Es evidente que la lectura de los Evangelios y la escucha de la Palabra se perciben de una manera más intensa una vez que has visitado Tierra Santa mentalmente se produce un traslado emocional a los lugares que hemos pisado durante esos días.

Algo en tu interior te acercaba al tiempo de Jesús. Uno de los momentos más emocionantes de nuestra Peregrinación fue cuando celebramos el Vía Crucis por la Vía Dolorosa. Se percibía el dolor y la angustia que Jesús, en su Pasión, debió sufrir al pasar por ese lugar tan tortuoso, lleno de voces y griterío ensordecedores.

De forma casi instantánea, en un espacio corto de tiempo se te van agolpando en la cabeza muchos sentimientos y sensaciones, que más tarde a lo largo de los días y semanas, cada cual irá analizando personalmente y planteándose a sí mismo, el significado de todos y cada uno de ellos y qué van a significar de ahora en adelante en el desarrollo de nuestras vidas.
Seguramente y sin lugar a dudas uno de estos sentimientos es el aumento de nuestra Fe, aún cuando a veces, por los avatares de la vida flaqueamos en ella, pero ahí está Él, que cariñosamente nos vuelve a coger de la solapa y nos invita a tomar de nuevo el Camino. Yo personalmente tengo las solapas desgastadas, son muchos ya los tirones, pero no importa ahí seguimos.
Partiendo de aquí, es decir, del aumento de nuestra Fe, este viaje nos debe enseñar a realizar un esfuerzo aún mayor en nuestra entrega a los demás, que en esencia es lo fundamental. Sin esta entrega todo lo demás no vale para nada: “Dad y se os dará” [(Lc 6, 36-38)]
Solamente nos queda agradecer a todos el cariño y el buen humor que ha reinado dentro del grupo y especialmente a la Parroquia, Julio, José María, Patrick (ese gran cura irlandés que nos acompañó) desarrollando una gran labor pastoral y una amistad extraordinaria con todo el grupo. 

Antonio e Isabel

 

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