Semana santa 2024: De la Pasión a la Gloria

25 marzo 2024

SEMANA SANTA

De la Pasión a la Gloria
La Iglesia celebra la Semana Santa. Conmemora los acontecimientos de la pasión, muerte, sepultura y resurrección de Cristo, que constituyen el misterio pascual, el centro de la vida del Señor.

La Semana Santa es el paso de la tristeza al gozo. Son días de vivir con sobriedad la pasión y la muerte de Jesús para luego celebrar, rebosantes de alegría, la gloria de la resurrección.

Este camino a la Pascua también se hace visible en las celebraciones de la Iglesia. La sobriedad de los templos durante el Triduo. La Vigilia pascual, celebración del tránsito de Cristo, de su Muerte a su Resurrección. Y abandonamos la oscuridad para celebrar la gloria del Domingo de Resurrección, para evidenciar que Cristo es la luz del mundo.

«Su amor lo llevó a sacrificarse por nosotros, a cargar sobre sí todo nuestro mal. Esto nos deja con la boca abierta: Dios nos salvó dejando que nuestro mal se ensañase con Él. Sin defenderse, sólo con la humildad, la paciencia y la obediencia del siervo, simplemente con la fuerza del amor. Y el Padre sostuvo el servicio de Jesús, no destruyó el mal que se abatía sobre Él, sino que lo sostuvo en su sufrimiento, para que sólo el bien venciera nuestro mal, para que fuese superado completamente por el amor. Hasta el final». (Papa Francisco)

– Conferencia Episcopal Española

Jesús entra en jerusalén sentado sobre un pollino de borrica, y a su encuentro salió la multitud con ramos de olivos
Jesús entra en jerusalén sentado sobre un pollino de borrica, y a su encuentro salió la multitud con ramos de olivos

DOMINGO DE RAMOS 2024, 24 de marzo de 2024

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, cuando nuestro Señor Jesucristo, como indica la profecía de Zacarías, entró en Jerusalén sentado sobre un pollino de borrica, y a su encuentro salió la multitud con ramos de olivos (elog. del Martirologio Romano).

Jesús decide cómo quiere entrar en Jerusalén, como un Mesías humilde y pacífico, defensor de los pobres y desvalidos, de aquellos que no tienen «rey» que les defienda. Tal como había profetizado Zacarías. Y en las horas de la pasión se muestra como el siervo de Dios entregado y pacíficamente sufriente de Isaías. Y en la cruz se expresa como el siervo sufriente del Salmo que clama con una infinita confianza a Dios Padre que guarda silencio, a su Abba de Getsemaní. Acompañando a Jesús en su pasión, comprendemos que Dios está presente en medio de nuestros sufrimientos cuando entrevemos la esperanza de entrar con él en la Jerusalén del cielo.

Imagen de Jesús en la Última cena

Jesús en la Última Cena

JUEVES SANTO EN LA CENA DEL SEÑOR, 28 de marzo de 2024

19:00 h CENA DEL SEÑOR
23:00 h HORA SANTA Es oportuno leer una parte del Evangelio según san Juan (capítulos 13-17)
La iglesia quedará abierta hasta las 12 de la noche.

Con la misa que tiene lugar en las horas vespertinas del jueves de la Semana Santa, la Iglesia comienza el Triduo pascual y evoca aquella Cena en la cual el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, habiendo amado hasta el extremo a los suyos que estaban en el mundo, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino y los entregó a los apóstoles para que los sumiesen, mandándoles que ellos y sus sucesores en el sacerdocio también lo ofreciesen (Cæremoniale Episcoporum, n. 297). Toda la atención del espíritu debe centrarse en los misterios que se recuerdan en la Misa: es decir, la institución de la Eucaristía, la institución del Orden sacerdotal y el mandamiento del  Señor sobre la caridad fraterna.

Cristo crucificado

Cristo crucificado

VIERNES SANTO EN LA PASIÓN DEL SEÑOR, 29 de marzo de 2024

12:00 h VIACRUCIS
17:00 h PASIÓN DEL SEÑOR Y ADORACIÓN DE LA CRUZ

«Esta obra de la redención humana y de la perfecta glorificación de Dios, preparada antes por las maravillas que Dios obró en el pueblo de la Antigua Alianza, Cristo, el Señor, la realizó principalmente por el Misterio pascual de su bienaventurada pasión, resurrección de entre los muertos y gloriosa Ascensión. Por este misterio, muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando, restauró nuestra vida. Pues del costado de Cristo dormido en la cruz nació el sacramento admirable de la Iglesia entera» (SC, n. 5)

Icóno de la Anastasis: Este icono de “La Anástasis” (Aναστασις), representa el descenso de Cristo a los infiernos y nos muestra gráficamente lo que la Iglesia celebra en este día. En él se muestra como Cristo sobre la cruz, las puertas destruidas del infierno, desciende al abismo para rescatar a Adán y Eva a los cuales coge de las muñecas.
Jesús desciende a los infiernos

SÁBADO SANTO DE LA SEPULTURA DEL SEÑOR, 30 de marzo de 2024

12:00 h ORACIÓN CON MARÍA (VIAMATRIS)
23:00 h VIGILIA PASCUAL

Durante el Sábado santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, su descenso a los infiernos y esperando su resurrección.

Imagen de Jesus Resucitado se le aparece a Maria Magdalena

Jesus Resucitado se le aparece a Maria Magdalena

DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR, 31 de marzo de 2024

MISAS: 10:00 h, 12:00 h, 13:00 h y 19:30 h.

La Palabra proclama en este día que Dios nos ha abierto las puertas de la eternidad, y nos invita a buscar los bienes de allá arriba, donde está Cristo. Y nosotros respondemos que este día lo hizo el Señor para nuestra alegría y nuestro gozo.

Semana Santa Diócesis de Getafe 2024

Especial Semana Santa Diócesis de Getafe

Especial de la Semana Santa de la Conferencia Episcopal Española

Especial Semana Santa de la Conferencia Episcopal Española

Especial de la Semana Santa de la Santa Sede

Especial Semana Santa Sede

Algunas preguntas y respuestas

Divina Misericordia

ESQUEMA GENERAL PARA EL EXAMEN DE CONCIENCIA

Celebración de la Penitencia presidida por el Papa Francisco (9/03/2018)

  1. ¿Me acerco al Sacramento de la Penitencia por un sincero deseo de purificación, de conversión, de renovación de vida y de más íntima amistad con Dios, o lo considero más bien como un peso, al que solo raramente estoy dispuesto a abrazarme?
  2. ¿He olvidado o, a propósito, he callado pecados graves en la confesión anterior o en las confesiones pasadas?
  3. ¿He cumplido la penitencia que me fue impuesta? ¿He reparado los errores que cometí? ¿He procurado poner en práctica los propósitos hechos para enmendar mi vida según el Evangelio? A la luz de la palabra de Dios, que cada uno se examine a sí mismo.

I. El Señor dice: «Amarás el Señor tu Dios con todo tu corazón».

  1. ¿Mi corazón está realmente orientado a Dios? ¿Puedo decir que lo amo de verdad sobre todas las cosas y con amor de hijo, en el cumplimiento fiel de sus mandamientos? ¿Me dejo absorber demasiado por las cosas temporales? ¿Es siempre recta mi intención en el obrar?
  2. ¿Está firme mi fe en Dios, que en su Hijo nos dirigió su palabra? ¿He dado mi plena adhesión a la doctrina de la Iglesia? ¿Me he preocupado por mi formación cristiana, escuchando la palabra de Dios, participando en la catequesis, evitando todo lo que pueda socavar la fe? ¿He profesado siempre con valentía y sin temor mi fe en Dios y en la Iglesia? ¿Procuro demostrarme cristiano en la vida privada y pública?
  3. ¿He rezado por la mañana y por la noche? ¿Mi oración es un verdadero diálogo corazón a corazón con Dios, o es solo una vacía práctica exterior? ¿He sabido ofrecer a Dios mis ocupaciones, mis alegrías y mis dolores? ¿Acudo a Él con confianza también en las tentaciones?
  4. ¿Tengo reverencia y amor al santo nombre de Dios, o le he ofendido con blasfemias, falsos juramentos, nombrándolo en vano? ¿He sido irreverente con la Virgen y los Santos?
  5. ¿Santifico el día del Señor y las fiestas de la Iglesia, formando parte activa, atenta y piadosa en las celebraciones litúrgicas, y especialmente en la Santa Misa? ¿He evitado realizar trabajos no necesarios en los días festivos? ¿He observado el precepto de la confesión al menos anual y de la comunión pascual?
  6. ¿Hay para mí «otros dioses», es decir, expresiones o cosas de las cuales me intereso o en las que pongo más confianza que en Dios, por ejemplo: riqueza, supersticiones, espiritismo y otras formas de magia?

II. El Señor dice: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado».

  1. ¿Amo de verdad a mi prójimo, o abuso de mis hermanos, sirviéndome de ellos para mis intereses y reservándole un trato que no querría para mí? ¿He dado escándalo con mis palabras o mis acciones?
  2. En mi familia, ¿he contribuido con paciencia y verdadero amor al bien y a la serenidad de los demás? Para cada componente de la familia: – Para los hijos. ¿He sido obediente a mis padres, les he respetado y honrado? ¿Les he prestado ayuda en las necesidades espirituales y materiales? ¿Me he esforzado en el colegio? ¿He respetado a las autoridades? ¿He dado buen ejemplo en toda situación? – Para los padres. ¿Me he preocupado de la educación cristiana de mis hijos? ¿Les ha dado buen ejemplo? ¿Les he apoyado y dirigido con mi autoridad? – Para los cónyuges. ¿He sido siempre fiel en los afectos y en las acciones? ¿He tenido comprensión en los momentos de inquietud?
  3. ¿Sé dar de lo mío, sin mezquino egoísmo, a quien es más pobre que yo? En lo que de mí depende, ¿defiendo a los oprimidos y ayudo a los menesterosos? ¿O trato con suficiencia o con dureza a mi prójimo, especialmente a los pobres, los débiles, los viejos, los marginados, los inmigrantes?
  4. ¿Me doy cuento de la misión que se me ha dado? ¿He participado en las obras de apostolado y de caridad de la Iglesia, en las iniciativas y en la vida de la parroquia? ¿He rezado y ofrecido mi contribución por las necesidades de la Iglesia y del mundo, por ejemplo, por la unidad de la Iglesia, por la evangelización de los pueblos, por la instauración de la justicia y de la paz?
  5. ¿Me preocupa el bien y la prosperidad de la comunidad humana en la que vivo o me ocupo solo de mis intereses personales? ¿Participo, cuando puedo, en las iniciativas que promueven la justicia, la moralidad pública, la concordia, las obras de beneficencia? ¿He cumplido mis deberes civiles? ¿He pagado regularmente los impuestos?
  6. ¿Soy justo, comprometido, honesto en el trabajo, dispuesto a prestar mi servicio por el bien común? ¿He dado la justa paga a los obreros y a todos mis empleados? ¿He cumplido los contratos y confiado en las promesas?
  7. ¿He prestado a las legítimas autoridades la obediencia y el respeto debidos?
  8. Si tengo algún cargo o realizo funciones directivas, ¿presto atención solo a mi propio interés o me comprometo por el bien de los demás, con espíritu de servicio?
  9. ¿He practicado la verdad y la fidelidad, o he causado daño al prójimo con mentiras, calumnias, detracciones, juicios temerarios, violación de secretos?
  10. ¿He atentado a la vida y a la integridad física del prójimo, he ofendido su honor, he dañado sus bienes? ¿He procurado o aconsejado el aborto? ¿He callado en situaciones donde podía animar al bien? En la vida matrimonial, ¿soy respetuoso con la enseñanza de la Iglesia acerca de la apertura a la vida y al respeto de la misma? ¿He actuado contra mi integridad física (por ejemplo, esterilización)? ¿He sido siempre fiel incluso con la mente? ¿He tenido odio? ¿He sido pendenciero? ¿He pronunciado insultos y palabras ofensivas, fomentando desprecios y rencores? ¿He omitido culpable y egoístamente manifestar la inocencia del prójimo? Conduciendo el coche o utilizando otros medios de transporte, ¿he expuesto al peligro mi vida o la de los demás?
  11. ¿He robado? ¿He deseado injustamente las cosas de otros? ¿He dañado al prójimo en sus bienes? ¿He devuelto lo sustraído y he reparado los daños ocasionados?
  12. Si he recibido males, ¿me he demostrado dispuesto a la reconciliación y al perdón por amor a Cristo, o guardo en el corazón odio y deseo de venganza?

III. Cristo Señor dice: «Sed perfectos como el Padre».

  1. ¿Cuál es la orientación fundamental de mi vida? ¿Me anima la esperanza de la vida eterna? ¿He procurado reavivar mi vida espiritual con la oración, la lectura y la meditación de la palabra de Dios, la participación en los sacramentos? ¿He practicado la mortificación? ¿He estado dispuesto y decidido a arrancar los vicios, a someter las pasiones y las inclinaciones perversas? ¿He reaccionado por envidia, he dominado la gula? ¿He sido presuntuoso y soberbio? ¿He pretendido afirmarme tanto a mí mismo, hasta despreciar a los demás y preferirme a ellos? ¿He impuesto a los demás mi voluntad, pisoteando su libertad y descuidando sus derechos?
  2. ¿Qué uso he hecho del tiempo, de las fuerzas, de los dones recibidos de Dios como los «talentos del Evangelio»? ¿Me sirvo de todos esos medios para crecer cada día más en la perfección de la vida espiritual y en el servicio del prójimo? ¿He sido introvertido y perezoso? ¿Cómo utilizo internet y otros medios de comunicación social?
  3. ¿He soportado con paciencia, con espíritu de fe, los dolores y las pruebas de la vida? ¿Cómo he intentado practicar la mortificación, para completar lo que falta a la pasión de Cristo? ¿He observado la ley del ayuno y la abstinencia?
  4. ¿He conservado puro y casto mi cuerpo, en mi estado de vida, pensando que es templo del Espíritu Santo, destinado a la resurrección y a la gloria? ¿He guardado mis sentidos y he evitado mancharme en el alma y en el cuerpo con malos pensamientos y deseos, con palabras y con acciones indignas? ¿Me he permitido lecturas, discursos, espectáculos, diversiones en contraste con la honestidad humana y cristiana? ¿He sido ocasión de escándalo para los demás con mi comportamiento?
  5. ¿He actuado contra mi propia conciencia, por temor o por hipocresía?
  6. ¿He intentado comportarme siempre y en todo con la verdadera libertad de los hijos de Dios y según la ley del Espíritu, o me he dejado esclavizar por mis pasiones?
  7. ¿He omitido un bien que era para mí posible realizar?

Fachada principal de la Parroquia Divino Pastor en Móstoles (Madrid)

Parroquia del Divino Pastor

Teléfono:

telefono  (+34) 91 646 60 61

Dirección:

direcciónAvenida Cerro Prieto, 34
28931 – Móstoles, Comunidad de Madrid (España)  Ver en un mapa

¿Cómo llegar a la Parroquia Divino Pastor?

GPS Coordenadas:

40.327031, -3.85636199999999

40º 19′ 37.31″ N,  3º 51′ 22.9″ W

Página web:

web https://parroquiadivinopastor.wordpress.com


Revista El Divino Pastor Nº 72 Semana Santa 2014

16 abril 2014

Nº 72 Semana Santa 2014 Revista El Divino Pastor

portada_n72_semana santa_2014 Para ver en formato revista pulse aquí

 

 

 

via-crucis2013_copertina

Viacrucis

Meditacionesde un grupo de jóvenes libaneses y el Cardenal Béchara Boutros Raï en el viacrucis del Coliseo de Roma en 2013

VÍA CRUCIS 2013

Introducción

«Se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”» (Mc 10,17).

Jesús respondió a esta pregunta, que arde en lo más íntimo de nuestro ser, recorriendo la vía de la cruz.

Te contemplamos, Señor, en este camino que tú has emprendido antes que nadie y al final del cual «pusiste tu cruz como un puente hacia la muerte, de modo que los hombres puedan pasar del país de la muerte al de la Vida» (San Efrén el Sirio, Homilía).

La llamada a seguirte se dirige a todos, en particular a los jóvenes y a cuantos sufren por las divisiones, las guerras o la injusticia y luchan por ser, en medio de sus hermanos, signos de esperanza y artífices de paz.

Nos ponemos por tanto ante ti con amor, te presentamos nuestros sufrimientos, dirigimos nuestra mirada y nuestro corazón a tu santa Cruz y, apoyándonos en tu promesa, te rogamos: «Bendito sea nuestro Redentor, que nos ha dado la vida con su muerte. Oh Redentor, realiza en nosotros el misterio de tu redención, por tu pasión, muerte y resurrección» (Liturgia maronita).

Jesús es condenado a muerte

PRIMERA ESTACIÓN

Jesús es condenado a muerte

Lectura del Evangelio según san Marcos 15,12-13.15

Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó: «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?» Ellos gritaron de nuevo: «Crucifícalo». Y Pilato, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Ante Pilato, que ostenta el poder, Jesús debía de haber obtenido justicia. Pilato tenía en efecto el poder de reconocer la inocencia de Jesús y de liberarlo. Pero el gobernador romano prefiere servir la lógica de sus intereses personales, y se somete a las presiones políticas y sociales. Condenó a un inocente para agradar a la gente, sin secundar la verdad. Entregó a Jesús al suplicio de la cruz, aun sabiendo que era inocente… antes de lavarse las manos.

En nuestro mundo contemporáneo, muchos son los «Pilato» que tienen en las manos los resortes del poder y los usan al servicio de los más fuertes. Son muchos los que, débiles y viles ante estas corrientes de poder, ponen su autoridad al servicio de la injusticia y pisotean la dignidad del hombre y su derecho a la vida.

Señor Jesús, no permitas que seamos contados entre los injustos. No permitas que los fuertes se complazcan en el mal, en la injusticia y en el despotismo. No permitas que la injusticia lleve a los inocentes a la desesperación y a la muerte. Confírmales en la esperanza e ilumina la conciencia de aquellos que tienen autoridad en este mundo, de modo que gobiernen con justicia. Amén.

2 estacion Jesús con la cruz a cuestas

SEGUNDA ESTACIÓN

Jesús con la cruz a cuestas

Lectura del Evangelio según San Marcos 15,20

Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo.

Jesucristo se encuentra ante unos soldados que creen tener todo el poder sobre él, mientras que él es aquel por medio del cual «se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho» (Jn 1,3).

En todas las épocas, el hombre ha creído poder sustituir a Dios y determinar por sí mismo el bien y el mal (cf. Gn 3,5), sin hacer referencia a su Creador y Salvador. Se ha creído omnipotente, capaz de excluir a Dios de su propia vida y de la de sus semejantes, en nombre de la razón, el poder o el dinero.

También hoy el mundo se somete a realidades que buscan expulsar a Dios de la vida del mundo, como el laicismo ciego que sofoca los valores de la fe y de la moral en nombre de una presunta defensa del hombre; o el fundamentalismo violento que toma como pretexto la defensa de los valores religiosos (cf. Exhort. ap. Ecclesia in Medio Oriente, 29).

Señor Jesús, tú que has asumido la humillación y te has identificado con los débiles, te confiamos a todos los hombres y a todos los pueblos humillados y que sufren, en especial los del atormentado Oriente. Concédeles que obtengan de ti la fuerza para poder llevar contigo su cruz de esperanza. Nosotros ponemos en tus manos todos aquellos que están extraviados, para que, gracias a ti, encuentren la verdad y el amor. Amén.

3 estacion Jesús cae por primera vez

TERCERA ESTACIÓN

Jesús cae por primera vez

Lectura del profeta Isaías 53,5

Pero Él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre Él, sus cicatrices nos curaron.

Aquél que tiene las luminarias del cielo en la palma de su mano divina, y ante el cual tiemblan las potencias celestes, cae por tierra sin protegerse bajo el pesado yugo de la cruz.

Aquél que ha traído la paz al mundo, herido por nuestros pecados, cae bajo el peso de nuestras culpas.

«Mirad, oh fieles, nuestro Salvador que avanza por la vía del Calvario. Oprimido por amargos sufrimientos, las fuerzas le abandonan. Vamos a ver este increíble evento que sobrepasa nuestra comprensión y es difícil de describir. Temblaron los fundamentos de la tierra y un miedo terrible se apoderó de los que estaban allí cuando su Creador y Dios fue aplastado bajo el peso de la cruz y se dejó conducir a la muerte por amor a toda la humanidad» (Liturgia caldea).

Señor Jesús, levántanos de nuestras caídas, reconduce nuestro espíritu extraviado a tu Verdad. No permitas que la razón humana, que tú has creado para ti, se conforme con las verdades parciales de la ciencia y de la tecnología sin intentar siquiera plantearse las preguntas fundamentales sobre el sentido y la existencia (cf. Carta ap. Porta fidei, 12).

Concédenos, Señor, abrirnos a la acción de tu Santo Espíritu, de modo que nos conduzca a la plenitud de la verdad. Amén.

viacrucis

CUARTA ESTACIÓN

Jesús encuentra a su Madre

Lectura del Evangelio según san Lucas 2,34-35.51b

Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Éste ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción, y a ti misma una espada te traspasará el alma, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones». Su madre conservaba todo esto en su corazón.

Herido y sufriendo, llevando la cruz de todos los hombres, Jesús encuentra a su madre y, en su rostro, a toda la humanidad.

María, Madre de Dios, ha sido la primera discípula del Maestro. Al acoger la palabra del ángel, ha encontrado por primera vez al Verbo encarnado y se ha convertido en templo del Dios vivo. Lo ha encontrado sin comprender cómo el Creador del cielo y de la tierra ha querido elegir a una joven, una criatura frágil, para encarnarse en este mundo. Lo ha encontrado en una búsqueda constante de su rostro, en el silencio del corazón y en la meditación de la Palabra. Creía ser ella quien lo buscaba, pero, en realidad, era él quien la buscaba a ella.

Ahora, mientras lleva la cruz, la encuentra.

Jesús sufre al ver a su madre afligida, y María viendo sufrir a su Hijo. Pero de este común sufrimiento nace la nueva humanidad. «Paz a ti. Te suplicamos, oh Santa llena de gloria, siempre Virgen, Madre de Dios, Madre de Cristo. Eleva nuestra oración a la presencia de tu amado Hijo para que perdone nuestros pecados» (Theotokion del Orologion copto, Al-Aghbia 37).

Señor Jesús, también nosotros sentimos en nuestras familias los sufrimientos que los padres causan a sus hijos y éstos a sus padres. Señor, haz que en estos tiempos difíciles nuestras familias sean lugar de tu presencia, de modo que nuestros sufrimientos se transformen en alegría. Sé tú la fuerza de nuestras familias y haz que sean oasis de amor, paz y serenidad, a imagen de la Sagrada Familia de Nazaret. Amén.

5 estacion El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz

QUINTA ESTACIÓN

El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz

Lectura del Evangelio según San Lucas 23, 26

Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.

El encuentro de Jesús con Simón de Cirene es un encuentro silencioso, una lección de vida: Dios no quiere el sufrimiento y no acepta el mal. Lo mismo vale para el ser humano. Pero el sufrimiento, acogido con fe, se trasforma en camino de salvación. Entonces lo aceptamos como Jesús, y ayudamos a llevarlo como Simón de Cirene.

Señor Jesús, tú has hecho que el hombre tomara parte en llevar tu cruz. Nos has invitado a compartir tu sufrimiento. Simón de Cirene es uno de nosotros, y nos enseña a aceptar la cruz que encontramos en el camino de la vida.

Señor, siguiendo tu ejemplo, también nosotros llevamos hoy la cruz del sufrimiento y de la enfermedad, pero la aceptamos porque tú estás con nosotros. Ésta nos puede encadenar a una silla, pero no impedirnos soñar; puede apagar la mirada, pero no herir la conciencia; puede dejar sordos los oídos, pero no impedirnos escuchar; atar la lengua, pero no apagar la sed de verdad. Puede adormecer el alma, pero no robar la libertad.

Señor, queremos ser tus discípulos para llevar tu cruz todos los días; la llevaremos con alegría y con esperanza para que tú la lleves con nosotros, porque tú has alcanzado para nosotros el triunfo sobre la muerte.

Te damos gracias, Señor, por cada persona enferma y que sufre, que sabe ser testigo de tu amor, y por cada «Simón de Cirene» que pones en nuestro camino. Amén.

6 estacion La Verónica enjuga el rostro de Jesús

SEXTA ESTACIÓN

La Verónica enjuga el rostro de Jesús

Lectura del libro de los Salmos 27,8-9

Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro». Tu rostro buscaré, Señor. No me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi salvación.

La Verónica te ha buscado en medio de la gente. Te ha buscado, y al final te ha encontrado. Mientras tu dolor llegaba al extremo, ha querido aliviarlo enjugándote el rostro con un paño. Un pequeño gesto, que expresaba todo su amor por ti y toda su fe en ti, y que ha quedado impreso en la memoria de nuestra tradición cristiana.

Señor Jesús, buscamos tu rostro. La Verónica nos recuerda que tú estás presente en cada persona que sufre y que se dirige al Gólgota. Señor, haz que te encontremos en los pobres, en tus hermanos pequeños, para enjugar las lágrimas de los que lloran, hacernos cargo de los que sufren y sostener a los débiles.

Señor, tú nos enseñas que una persona herida y olvidada no pierde ni su valor ni su dignidad, y que permanece como signo de tu presencia oculta en el mundo. Ayúdanos a lavar de su rostro las marcas de la pobreza y la injusticia, de modo que tu imagen se revele y resplandezca en ella.

Oremos por todos los que buscan tu rostro y lo encuentran en quienes no tienen hogar, en los pobres, en los niños expuestos a la violencia y a la explotación. Amén.

7 estacion Jesús cae por segunda vez

SÉPTIMA ESTACIÓN

Jesús cae por segunda vez

Lectura del libro de los Salmos 22, 8.12

Al verme se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza. Pero tú, Señor, no te quedes lejos, que el peligro está cerca y nadie me socorre.

Jesús está solo bajo el peso interior y exterior de la cruz. En la caída es cuando el peso del mal se hace demasiado grande, y parece que no hay límite para la injusticia y la violencia.

Pero él se levanta de nuevo apoyándose en la confianza que tiene en su Padre. Frente a los hombres que lo han abandonado a su suerte, la fuerza del Espíritu lo levanta; lo une completamente a la voluntad del Padre, la del amor que todo lo puede.

Señor Jesús, en tu segunda caída reconocemos tantas situaciones nuestras que parecen no tener salida. Entre ellas, las causadas por los prejuicios y el odio, que endurece nuestro corazón y lleva a conflictos religiosos.

Ilumina nuestras conciencias para que reconozcamos que, a pesar de «las divergencias humanas y religiosas», «un destello de verdad ilumina a todos los hombres», llamados a caminar juntos – respetando la libertad religiosa – hacia la verdad que sólo está en Dios. Así, las distintas religiones podrán «unir sus esfuerzos para servir al bien común y contribuir al desarrollo de cada persona y a la construcción de la sociedad» (Exhort. ap. Ecclesia in Medio Oriente, 27-28).

Ven, Espíritu Santo, a consolar y fortalecer a los cristianos, en particular a los de Oriente Medio, de modo que unidos a Cristo sean testigos de su amor universal en una tierra lacerada por la injusticia y los conflictos. Amén.

8 estacion Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén que lloran por él

OCTAVA ESTACIÓN

Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén que lloran por él

Lectura del Evangelio según San Lucas 23, 27-28

Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos».

En el camino hacia el Calvario, el Señor encuentra a las mujeres de Jerusalén. Ellas lloran por el sufrimiento del Señor como si se tratase de un sufrimiento sin esperanza. Sólo ven en el madero de la cruz un signo de maldición (cf. Dt 21,23), mientras que el Señor lo ha querido como medio de Redención y de Salvación.

En la Pasión y Crucifixión, Jesús da su vida en rescate por muchos. Así dio alivio a los oprimidos bajo el yugo y consuelo a los afligidos. Enjugó las lágrimas de las mujeres de Jerusalén y abrió sus ojos a la verdad pascual.

Nuestro mundo está lleno de madres afligidas, de mujeres heridas en su dignidad, violentadas por las discriminaciones, la injusticia y el sufrimiento (cf. Exhort. ap. Ecclesia in Medio Oriente, 60). Oh Cristo sufriente, sé su paz y el bálsamo de sus heridas.

Señor Jesús, con tu encarnación en María «bendita entre las mujeres» (Lc 1,42), has elevado la dignidad de toda mujer. Con la Encarnación has unificado el género humano (cf. Ga 3,26-28).

Señor, que el deseo de nuestro corazón sea el de encontrarnos contigo. Que nuestro camino lleno de sufrimiento sea siempre un itinerario de esperanza, contigo y hacia ti, que eres el refugio de nuestra vida y nuestra Salvación. Amén.

9 estacion Jesús cae por tercera vez bajo el peso de la cruz

NOVENA ESTACIÓN

Jesús cae por tercera vez bajo el peso de la cruz

Lectura del la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios 5, 14-15

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Y Cristo murió por todos, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.

Por tercera vez, Jesús cae bajo la cruz cargado con nuestros pecados, y por tercera vez intenta alzarse con todas las fuerzas que le quedan, para proseguir el camino hacia el Gólgota, evitando dejarse aplastar y sucumbir a la tentación.

Desde su encarnación, Jesús lleva la cruz del sufrimiento humano y del pecado. Ha asumido la naturaleza humana de forma plena y para siempre, mostrando a los hombres que la victoria es posible y que el camino de la filiación divina está abierto.

Señor Jesús, la Iglesia, nacida de tu costado abierto, está oprimida bajo la cruz de las divisiones que alejan a los cristianos unos de otros y de la unidad que tú quisiste para ellos; se han desviado de tu deseo de «que todos sean uno» (Jn 17,21), como tú y el Padre. Esta cruz grava con todo su peso sobre sus vidas y su testimonio común. Frente a las divisiones a las que nos enfrentamos, concédenos, Señor, la sabiduría y la humildad, para levantarnos y avanzar por el camino de la unidad, en la verdad y el amor, sin sucumbir a la tentación de recurrir sólo a los criterios que nacen de intereses personales o sectarios (cf. Exhort. ap. Ecclesia in Medio Oriente, 11).

Concédenos renunciar a la mentalidad de división «para no hacer ineficaz la cruz de Cristo» (1Co 1,17b). Amén.

10 estacion Jesús es despojado de sus vestiduras

DÉCIMA ESTACIÓN

Jesús es despojado de sus vestiduras

Lectura del libro de los Salmos 22, 19

Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica.

En la plenitud de los tiempos, Señor Jesús, has revestido nuestra humanidad; tú, de quien se dice: «La orla de su manto llenaba el templo» (Is 6,1); ahora, caminas entre nosotros, y los que tocan la orla de tus vestidos quedan curados. Pero has sido despojado también de este vestido, Señor. Te hemos robado el manto, y tú nos has dado también la túnica (cf. Mt 5,40). Has permitido que el velo de tu carne se rasgase para que fuésemos admitidos de nuevo a la presencia del Padre (cf. Hb 10,19-20).

Creíamos poder realizarnos nosotros mismos, independientemente de ti (cf. Gn 3,4-7). Nos hemos encontrado desnudos, pero tu amor infinito nos ha revestido de la dignidad de hijos e hijas de Dios y de tu gracia santificante.

Concede, Señor, a los hijos de las Iglesias orientales – despojados por diversas dificultades, a veces incluso por la persecución, y debilitados por la emigración – el valor de permanecer en sus países para anunciar la Buena Noticia.

Oh Jesús, Hijo del hombre, que te has despojado para revelarnos la nueva criatura resucitada de entre los muertos, arranca en nosotros el velo que nos separa de Dios, y entreteje en nosotros tu presencia divina.

Concédenos vencer el miedo frente a los sucesos de la vida que nos despojan y nos dejan desnudos, y revestirnos del hombre nuevo de nuestro bautismo, para anunciar la Buena Noticia, proclamando que eres el único Dios verdadero, que guía la historia. Amén.

11 estacion Jesús es clavado en la cruz

UNDÉCIMA ESTACIÓN

Jesús es clavado en la cruz

Lectura del Evangelio según San Juan 19, 16a.19

Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos».

He aquí el Mesías esperado, colgado en el madero de la cruz entre dos malhechores. Las manos que han bendecido a la humanidad están traspasadas. Los pies que han pisado nuestra tierra para anunciar la Buena Noticia cuelgan entre el cielo y la tierra. Los ojos llenos de amor que, con una mirada, han sanado a los enfermos y perdonado nuestros pecados ahora sólo miran al cielo.

Señor Jesús, tú has sido crucificado por nuestras culpas. Tú suplicas al Padre e intercedes por la humanidad. Cada golpe del martillo resuena como un latido de tu corazón inmolado.

Qué hermosos en el monte Calvario los pies de quien anuncia la Buena Noticia de la Salvación. Tu amor, Jesús, ha llenado el universo. Tus manos atravesadas son nuestro refugio en la angustia. Nos acogen cada vez que el abismo del pecado nos amenaza y encontramos en tus llagas la salud y el perdón.

Oh Jesús, te pedimos por todos los jóvenes que están oprimidos por la desesperación, por los jóvenes víctimas de la droga, las sectas y las perversiones.

Líbralos de su esclavitud. Que levanten los ojos y acojan el Amor. Que descubran la felicidad en ti, y sálvalos tú, Salvador nuestro. Amén.

12 estacion Jesús muere en la cruz

DUODÉCIMA ESTACIÓN

Jesús muere en la cruz

Lectura del Evangelio según San Lucas 23,46

Y Jesús, clamando con voz potente, dijo: «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu». Y, dicho esto, expiró.

Desde lo alto de la cruz, un grito: grito de abandono en el momento de la muerte, grito de confianza en medio del sufrimiento, grito del alumbramiento de una vida nueva. Colgado del Árbol de la Vida, entregas el espíritu en manos del Padre, haciendo brotar la vida en abundancia y modelando la nueva criatura. También nosotros afrontamos hoy los desafíos de este mundo: sentimos que las olas de las preocupaciones nos sumergen y hacen vacilar nuestra confianza. Concédenos, Señor, la fuerza de saber en nuestro interior que ninguna muerte nos vencerá, hasta que reposemos entre tus manos que nos han formado y nos acompañan.

Y que cada uno de nosotros pueda exclamar:
«Ayer, estaba crucificado con Cristo,
hoy, soy glorificado con él.
Ayer, estaba muerto con él,
hoy, estoy vivo con él.
Ayer, fui sepultado con él,
hoy, he resucitado con él». (Gregorio Nacianceno).

En las tinieblas de nuestras noches, nosotros te contemplamos. Enséñanos a dirigirnos hacia el Altísimo, tu Padre celestial.

Hoy oramos para que todos aquellos que promueven el aborto tomen conciencia de que el amor sólo puede ser fuente de vida. También por los defensores de la eutanasia y por aquellos que promueven técnicas y procedimientos que ponen en peligro la vida humana. Abre sus corazones, para que te conozcan en la verdad, para que se comprometan en la edificación de la civilización de la vida y del amor. Amén.

13 estacion Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre

DECIMOTERCERA ESTACIÓN

Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre

Lectura del Evangelio según San Juan 19,26-27a.

Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».

Señor Jesús, aquellos que te aman permanecen junto a ti y conservan la fe. Su fe no decae en la hora de la agonía y de la muerte, cuando el mundo cree que el mal triunfa y que la voz de la verdad y del amor, de la justicia y de la paz calla.

Oh María, entre tus manos nosotros ponemos nuestra tierra. «Qué triste es ver a esta tierra bendita sufrir en sus hijos, que se desgarran con saña y mueren» (Exhort. ap. Ecclesia in Medio Oriente, 8). Parece como si nada pudiera suprimir el mal, el terrorismo, el homicidio y el odio. «Ante la cruz sobre la que tu hijo extendió sus manos inmaculadas por nuestra salvación, oh Virgen, nos postramos en este día: concédenos la paz» (Liturgia bizantina).

Oremos por las víctimas de las guerras y la violencia que devastan en nuestro tiempo varios países de Oriente Medio, así como otras partes del mundo. Oremos para que los refugiados y los emigrantes forzosos puedan volver lo antes posible a sus casas y sus tierras. Haz, Señor, que la sangre de las víctimas inocentes sea semilla de un nuevo Oriente más fraterno, pacífico y justo, y que este Oriente recupere el esplendor de su vocación de ser cuna de la civilización y de los valores espirituales y humanos.

Estrella de Oriente, indícanos la venida del Alba. Amén.

14 estacion Jesús es colocado en el sepulcro

DECIMOCUARTA ESTACIÓN

Jesús es colocado en el sepulcro

Lectura del Evangelio según San Juan 19,39-40.

Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos.

Nicodemo recibe el cuerpo de Cristo, se hace cargo de él y lo pone en el sepulcro, en un jardín que recuerda el de la creación. Jesús se deja enterrar como se dejó crucificar, con el mismo abandono, completamente «entregado» en las manos de los hombres y «perfectamente unido» a ellos «hasta el sueño bajo la lápida de la tumba» (S. Gregorio de Narek).

Aceptar las dificultades, los sucesos dolorosos, la muerte, exige una esperanza firme, una fe viva.

La piedra puesta a la entrada de la tumba será removida y una nueva vida surgirá.

En efecto, «por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva» (Rm 6,4).

Hemos recibido la libertad de los hijos de Dios para no volver a la esclavitud; se nos ha dado la vida en abundancia, no podemos conformarnos ya con una vida carente de belleza y significado.

Señor Jesús, haz de nosotros hijos de la luz que no temen las tinieblas. Te pedimos hoy por todos los que buscan el sentido de la vida y por los que han perdido la esperanza, para que crean en tu victoria sobre el pecado y la muerte. Amén.

Ilustraciones: Vía Crucis del siglo XIX Artesano franciscano palestino desconocido Belén.

Fuente: www.vatican.va

 

Imagen del Sepulcro de Jesuscristo vacio tras su resurrección

Jesús no está muerto, ha resucitado

 

Queridos hermanos y hermanas

1. En el Evangelio de esta noche luminosa de la Vigilia Pascual, encontramos primero a las mujeres que van al sepulcro de Jesús, con aromas para ungir su cuerpo (cf. Lc 24,1-3). Van para hacer un gesto de compasión, de afecto, de amor; un gesto tradicional hacia un ser querido difunto, como hacemos también nosotros. Habían seguido a Jesús. Lo habían escuchado, se habían sentido comprendidas en su dignidad, y lo habían acompañado hasta el final, en el Calvario y en el momento en que fue bajado de la cruz. Podemos imaginar sus sentimientos cuando van a la tumba: una cierta tristeza, la pena porque Jesús les había dejado, había muerto, su historia había terminado. Ahora se volvía a la vida de antes. Pero en las mujeres permanecía el amor, y es el amor a Jesús lo que les impulsa a ir al sepulcro. Pero, a este punto, sucede algo totalmente inesperado, una vez más, que perturba sus corazones, trastorna sus programas y alterará su vida: ven corrida la piedra del sepulcro, se acercan, y no encuentran el cuerpo del Señor. Esto las deja perplejas, dudosas, llenas de preguntas: «¿Qué es lo que ocurre?», «¿qué sentido tiene todo esto?» (cf. Lc 24,4). ¿Acaso no nos pasa así también a nosotros cuando ocurre algo verdaderamente nuevo respecto a lo de todos los días? Nos quedamos parados, no lo entendemos, no sabemos cómo afrontarlo. A menudo, la novedad nos da miedo, también la novedad que Dios nos trae, la novedad que Dios nos pide. Somos como los apóstoles del Evangelio: muchas veces preferimos mantener nuestras seguridades, pararnos ante una tumba, pensando en el difunto, que en definitiva sólo vive en el recuerdo de la historia, como los grandes personajes del pasado. Tenemos miedo de las sorpresas de Dios. Queridos hermanos y hermanas, en nuestra vida, tenemos miedo de las sorpresas de Dios. Él nos sorprende siempre. Dios es así.

Hermanos y hermanas, no nos cerremos a la novedad que Dios quiere traer a nuestras vidas. ¿Estamos acaso con frecuencia cansados, decepcionados, tristes; sentimos el peso de nuestros pecados, pensamos no lo podemos conseguir? No nos encerremos en nosotros mismos, no perdamos la confianza, nunca nos resignemos: no hay situaciones que Dios no pueda cambiar, no hay pecado que no pueda perdonar si nos abrimos a él.

2. Pero volvamos al Evangelio, a las mujeres, y demos un paso hacia adelante. Encuentran la tumba vacía, el cuerpo de Jesús no está allí, algo nuevo ha sucedido, pero todo esto todavía no queda nada claro: suscita interrogantes, causa perplejidad, pero sin ofrecer una respuesta. Y he aquí dos hombres con vestidos resplandecientes, que dicen: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado» (Lc 24,5-6). Lo que era un simple gesto, algo hecho ciertamente por amor – el ir al sepulcro –, ahora se transforma en acontecimiento, en un evento que cambia verdaderamente la vida. Ya nada es como antes, no sólo en la vida de aquellas mujeres, sino también en nuestra vida y en nuestra historia de la humanidad. Jesús no está muerto, ha resucitado, es el Viviente. No es simplemente que haya vuelto a vivir, sino que es la vida misma, porque es el Hijo de Dios, que es el que vive (cf. Nm 14,21-28; Dt 5,26, Jos 3,10). Jesús ya no es del pasado, sino que vive en el presente y está proyectado hacia el futuro, Jesús es el «hoy» eterno de Dios. Así, la novedad de Dios se presenta ante los ojos de las mujeres, de los discípulos, de todos nosotros: la victoria sobre el pecado, sobre el mal, sobre la muerte, sobre todo lo que oprime la vida, y le da un rostro menos humano. Y este es un mensaje para mí, para ti, querida hermana y querido hermano. Cuántas veces tenemos necesidad de que el Amor nos diga: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? Los problemas, las preocupaciones de la vida cotidiana tienden a que nos encerremos en nosotros mismos, en la tristeza, en la amargura…, y es ahí donde está la muerte. No busquemos ahí a Aquel que vive. Acepta entonces que Jesús Resucitado entre en tu vida, acógelo como amigo, con confianza: ¡Él es la vida! Si hasta ahora has estado lejos de él, da un pequeño paso: te acogerá con los brazos abiertos. Si eres indiferente, acepta arriesgar: no quedarás decepcionado. Si te parece difícil seguirlo, no tengas miedo, confía en él, ten la seguridad de que él está cerca de ti, está contigo, y te dará la paz que buscas y la fuerza para vivir como él quiere.

Imagen de Jesus Resucitado se le aparece a Maria Magdalena

3. Hay un último y simple elemento que quisiera subrayar en el Evangelio de esta luminosa Vigilia Pascual. Las mujeres se encuentran con la novedad de Dios: Jesús ha resucitado, es el Viviente. Pero ante la tumba vacía y los dos hombres con vestidos resplandecientes, su primera reacción es de temor: estaban «con las caras mirando al suelo» – observa san Lucas –, no tenían ni siquiera valor para mirar. Pero al escuchar el anuncio de la Resurrección, la reciben con fe. Y los dos hombres con vestidos resplandecientes introducen un verbo fundamental: Recordad. «Recordad cómo os habló estando todavía en Galilea… Y recordaron sus palabras» (Lc 24,6.8). Esto es la invitación a hacer memoria del encuentro con Jesús, de sus palabras, sus gestos, su vida; este recordar con amor la experiencia con el Maestro, es lo que hace que las mujeres superen todo temor y que lleven la proclamación de la Resurrección a los Apóstoles y a todos los otros (cf. Lc 24,9). Hacer memoria de lo que Dios ha hecho por mí, por nosotros, hacer memoria del camino recorrido; y esto abre el corazón de par en par a la esperanza para el futuro. Aprendamos a hacer memoria de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.

En esta Noche de luz, invocando la intercesión de la Virgen María, que guardaba todos estas cosas en su corazón (cf. Lc 2,19.51), pidamos al Señor que nos haga partícipes de su resurrección: nos abra a su novedad que trasforma, a las sorpresas de Dios, tan bellas; que nos haga hombres y mujeres capaces de hacer memoria de lo que él hace en nuestra historia personal y la del mundo; que nos haga capaces de sentirlo como el Viviente, vivo y actuando en medio de nosotros; que nos enseñe cada día, queridos hermanos y hermanas, a no buscar entre los muertos a Aquel que vive. Amén.

 

– Papa Francisco,  Homilía de la Vigilia Pascual 2013

por que confesarseNo basta pedir perdón al Señor interiormente; es necesario confesar con humildad los propios pecados ante el sacerdote, que es nuestro hermano, que representa a Dios y a la Iglesia. Nos puede hacer bien hoy, pensar, a cada uno, cuánto tiempo hace que no me confieso. Cada uno responda. Le puede hacer bien. El ministerio de la Reconciliación es un auténtico tesoro, que en ocasiones corremos el peligro de olvidar, por pereza o por vergüenza, pero sobre todo por haber perdido el sentido del pecado, que en el fondo es la pérdida del sentido de Dios. Cuando nos dejamos reconciliar por Jesús, encontramos una paz verdadera.                                                                       – Papa Francisco (19/02/2014)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Agenda: 

 

Abril 2014

 

Semana Santa

Durante la Semana Santa, la Iglesia celebra los misterios de la salvación realizados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén, y terminando con su resurrección de entre los muertos.

 

Jesús entrada triunfal domingo-de-ramos

Domingo 13 de abril: Domingo de Ramos

Con el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, la Iglesia entra en el misterio de su Señor crucificado, sepultado y resucitado, el cual, entrando en Jerusalén, dio un anuncio profético de su poder. Esta celebración contiene a la vez el triunfo real de Cristo y el anuncio de su Pasión. Los cristianos llevan ramas en sus manos como signo de que Cristo, muriendo en la cruz, triunfó como Rey.

 Bendición de los ramos: Misas de 10:00, 11:00, 12:00 y 13:00 h

 

Miércoles 16 de abril: Miércoles Santo

 Confesiones a las 20:00 h

 

SANTO TRIDUO PASCUAL

El santo Triduo pascual de la pasión, muerte y resurrección del Señor es el punto culminante de todo el año litúrgico; todos los demás tiempos se encaminan a él y todos reciben de él su eficacia sacramental. Se llama Triduo pascual porque con su celebración se hace presente y se realiza el misterio de la Pascua, es decir, el tránsito del Señor de este mundo al Padre.

 

Jesús en la Última Cena

Jueves 17 de abril: Jueves Santo de la Cena del Señor

Con la Misa que tiene lugar en las horas vespertinas del jueves de la Semana Santa, la Iglesia comienza el Triduo pascual y evoca aquella cena en la que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, habiendo amado hasta el extremo a los suyos que estaban en el mundo, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino y los entregó a los Apóstoles, mandándoles que ellos y sus sucesores en el sacerdocio también lo ofreciesen. Toda la atención del espíritu debe centrarse en los misterios que se recuerdan en la Misa: la institución de la Eucaristía, la institución del Orden sacerdotal y el mandamiento del Señor sobre la caridad fraterna.

 

Misa de la cena del Señor: 19:00 h

Hora Santa: 23:00 h

Visitas al monumento: de 20:00 a 0:00 h

 

jesuscrucificado

 

Viernes 18 de abril: Viernes Santo de la pasión del Señor

La Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su propio nacimiento y su misión de extender a toda la humanidad sus fecundos efectos, que hoy celebra, dando gracias por tan inefable don, e intercede por la salvación de todo el mundo. En este día, en que “es inmolada nuestra víctima pascual: Cristo”, lo que por largo tiempo había sido prometido, se ve cumplido con plena eficacia. Cristo eleva en la cruz sus manos al Padre como oración y ofrenda. Ora por la humanidad pecadora y ofrece su vida. Pide para que la humanidad alcance la vida.

 

Visitas al Monumento: de 9:00 a 13:00 h

Laudes: 9:00 h

Viacrucis de la familia: 12:00 h

Muerte del Señor: 17:00 h

 

Cuadro de Jesus en la tumba por Jean-Jacques Henner

Sábado 19 de abril: Sábado Santo de la sepultura del Señor

Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, su descenso a los infiernos, y se abstiene del sacrificio de la Misa, quedando desnudo el altar hasta que, después de la solemne Vigilia Pascual, se inauguren los gozos de la Pascua.

 

Imagen del Sepulcro de Jesuscristo vacio tras su resurrección

Vigilia Pascual en la Noche Santa

Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor, y la vigilia que tiene lugar en la misma, conmemorando la noche santa en la que el Señor resucitó, ha de considerarse como la “madre de todas las santas Vigilias”. Durante la vigilia, la Iglesia espera la resurrección del Señor y la celebra con los sacramentos de la iniciación cristiana. Los fieles, tal como lo recomienda el Evangelio, deben asemejarse a los criados que con las lámparas encendidas en sus manos esperan el retorno del Señor.

 

Vigilia Pascual: 23:00 h

 

Imagen de Jesus Resucitado se le aparece a Maria Magdalena

Domingo 20 de abril: Domingo de Resurrección

Éste es el día en que actuó el Señor, la solemnidad de las solemnidades y nuestra Pascua: la Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo según la carne (elog. del Martirologio Romano).

Misas: 10:00, 11:00, 12:00, 13:00 y 19:30 h

 

Divina Misericordia

Domingo 27 de abril:  Fiesta de la Divina Misericordia

 

Fachada de la Parroquia Divino Pastor de Móstoles (Diócesis de Getafe, España)

Parroquia del Divino Pastor

  Dirección:

direcciónAvenida Cerro Prieto, 34
28931 – Móstoles, Comunidad de Madrid (España)  Ver mapa

Teléfono:

telefono  (+34) 91 646 60 61

Página web:

web http://www.divinopastor.tk  o

https://parroquiadivinopastor.wordpress.com

Horario de la Parroquia del Divino Pastor 

(Horario de invierno del 9 de septiembre de 2013 al 30 de junio de 2014, incluidos)

Santa misa:

Domingos y festivos:  10:00 h,  11:00 h (con niños), 12:00 h, 13:00 h y  19:30 h

Días laborables:  10:00 h nuevo y 19:30 h 

Sacramento de la confesión:

Durante los 30 minutos previos a cada Misa y siempre que se solicite. 

Rezo del santo rosario:

Todos los días  a las 19:00 h

Rezo del viacrucis

Todos los viernes de Cuaresma a las 18:45 h

CÁRITAS:

Alimentos:

  •     Miércoles de 17:00 h a 20:00 h y 
  •     Viernes de 16:00 a 17:30 h

Bolsa de trabajo, expedientes y trámites de documentos:

  •     Jueves de 10:30 h a 14:00 h 

Despacho parroquial:

De lunes a viernes de 17:00 h a 19:00 h


Vive la Semana Santa en la Parroquia Divino Pastor

12 abril 2014

Abril 2014

 

Semana Santa

Durante la Semana Santa, la Iglesia celebra los misterios de la salvación realizados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén, y terminando con su resurrección de entre los muertos.

 

Jesús entrada triunfal domingo-de-ramos

Domingo 13 de abril: Domingo de Ramos

Con el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, la Iglesia entra en el misterio de su Señor crucificado, sepultado y resucitado, el cual, entrando en Jerusalén, dio un anuncio profético de su poder. Esta celebración contiene a la vez el triunfo real de Cristo y el anuncio de su Pasión. Los cristianos llevan ramas en sus manos como signo de que Cristo, muriendo en la cruz, triunfó como Rey.

 Bendición de los ramos: Misas de 10:00, 11:00, 12:00 y 13:00 h

 

Miércoles 16 de abril: Miércoles Santo

 Confesiones a las 20:00 h

 

SANTO TRIDUO PASCUAL

El santo Triduo pascual de la pasión, muerte y resurrección del Señor es el punto culminante de todo el año litúrgico; todos los demás tiempos se encaminan a él y todos reciben de él su eficacia sacramental. Se llama Triduo pascual porque con su celebración se hace presente y se realiza el misterio de la Pascua, es decir, el tránsito del Señor de este mundo al Padre.

 

Jesús en la Última Cena

Jesús en la Última Cena

Jueves 17 de abril: Jueves Santo de la Cena del Señor

Con la Misa que tiene lugar en las horas vespertinas del jueves de la Semana Santa, la Iglesia comienza el Triduo pascual y evoca aquella cena en la que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, habiendo amado hasta el extremo a los suyos que estaban en el mundo, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino y los entregó a los Apóstoles, mandándoles que ellos y sus sucesores en el sacerdocio también lo ofreciesen. Toda la atención del espíritu debe centrarse en los misterios que se recuerdan en la Misa: la institución de la Eucaristía, la institución del Orden sacerdotal y el mandamiento del Señor sobre la caridad fraterna.

 

Misa de la cena del Señor: 19:00 h

Hora Santa: 23:00 h

Visitas al monumento: de 20:00 a 0:00 h

 

jesuscrucificado

 

Viernes 18 de abril: Viernes Santo de la pasión del Señor

La Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su propio nacimiento y su misión de extender a toda la humanidad sus fecundos efectos, que hoy celebra, dando gracias por tan inefable don, e intercede por la salvación de todo el mundo. En este día, en que “es inmolada nuestra víctima pascual: Cristo”, lo que por largo tiempo había sido prometido, se ve cumplido con plena eficacia. Cristo eleva en la cruz sus manos al Padre como oración y ofrenda. Ora por la humanidad pecadora y ofrece su vida. Pide para que la humanidad alcance la vida.

 

Visitas al Monumento: de 9:00 a 13:00 h

Laudes: 9:00 h

Viacrucis de la familia: 12:00 h

Muerte del Señor: 17:00 h

 

Cuadro de Jesus en la tumba por Jean-Jacques Henner

Jesus en la tumba por Jean-Jacques Henner

Sábado 19 de abril: Sábado Santo de la sepultura del Señor

Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, su descenso a los infiernos, y se abstiene del sacrificio de la Misa, quedando desnudo el altar hasta que, después de la solemne Vigilia Pascual, se inauguren los gozos de la Pascua.

 

Imagen del Sepulcro de Jesuscristo vacio tras su resurrección

Sepulcro de Jesuscristo vacio tras su resurrección

Vigilia Pascual en la Noche Santa

Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor, y la vigilia que tiene lugar en la misma, conmemorando la noche santa en la que el Señor resucitó, ha de considerarse como la “madre de todas las santas Vigilias”. Durante la vigilia, la Iglesia espera la resurrección del Señor y la celebra con los sacramentos de la iniciación cristiana. Los fieles, tal como lo recomienda el Evangelio, deben asemejarse a los criados que con las lámparas encendidas en sus manos esperan el retorno del Señor.

 

Vigilia Pascual: 23:00 h

 

Imagen de Jesus Resucitado se le aparece a Maria Magdalena

Jesus Resucitado se le aparece a Maria Magdalena

Domingo 20 de abril: Domingo de Resurrección

Éste es el día en que actuó el Señor, la solemnidad de las solemnidades y nuestra Pascua: la Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo según la carne (elog. del Martirologio Romano).

Misas: 10:00, 11:00, 12:00, 13:00 y 19:30 h

 

Divina Misericordia

Domingo 27 de abril:  Fiesta de la Divina Misericordia